Corrimos desesperados para ocultarnos del agua; pero no
importó mojarnos con tal del sabor de tu alma. Hoy siento aún tus caricias y el
golpeteo de la lluvia. Los dos juntos abrazados, no importó cuanto mojados.
La lluvia mojaba nuestros cuerpos y supo que temblaban… por
error pensó que era de frío y fue cesando. Pero estábamos temblando de amor…
Nuestras almas mojadas entre gotitas de agua yo suspiraba
sumergido en un diluvio de felicidad bajo la lluvia tú me besabas; bajo la
lluvia cayada esa que tanto nos mojó en suspiros muy profundos nos entregamos
los dos.
Como olvidar esa entrega estrecha fue la pasión que el fuego
la lluvia mermó. Tú piel acercándose a mi piel. De pronto tus labios sobre los
míos. Seguidos de besos de miel, besos cálidos borrando el frío… Sentir que
puedo tenerte, con un beso decir más que palabras, bajo la lluvia estando
inerte, antes que el diluvio se marche…
Y llovía… y llovía… y estábamos abrazados, y llovía… y
llovía… ¿Cuánto tiempo nos amamos? ¿Horas, minutos? No sé… Sólo sé que nos
miramos entre lágrimas de amor y lluvia fresca en los labios que besaban con
pasión aquella tarde en invierno.
Gotas de lluvia, que caen y caen, caen y caen, llenando el
silencio con ritmo, música, melancolía. Adormecida, te busco, te estrecho entre
mis brazos con todo mi amor y unidos los labios, nos escapamos rebozando amor,
al mundo de Orfeo
Y es que… los que se empeñan en que las cosas buenas solo
deben suceder cuando brilla el sol es porque nunca besaron a alguien bajo la
lluvia…
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