martes, 10 de junio de 2014

¿me concedes esta lluvia para besarte?

Corrimos desesperados para ocultarnos del agua; pero no importó mojarnos con tal del sabor de tu alma. Hoy siento aún tus caricias y el golpeteo de la lluvia. Los dos juntos abrazados, no importó cuanto mojados.

La lluvia mojaba nuestros cuerpos y supo que temblaban… por error pensó que era de frío y fue cesando. Pero estábamos temblando de amor…

Nuestras almas mojadas entre gotitas de agua yo suspiraba sumergido en un diluvio de felicidad bajo la lluvia tú me besabas; bajo la lluvia cayada esa que tanto nos mojó en suspiros muy profundos nos entregamos los dos.

Como olvidar esa entrega estrecha fue la pasión que el fuego la lluvia mermó. Tú piel acercándose a mi piel. De pronto tus labios sobre los míos. Seguidos de besos de miel, besos cálidos borrando el frío… Sentir que puedo tenerte, con un beso decir más que palabras, bajo la lluvia estando inerte, antes que el diluvio se marche…

Y llovía… y llovía… y estábamos abrazados, y llovía… y llovía… ¿Cuánto tiempo nos amamos? ¿Horas, minutos? No sé… Sólo sé que nos miramos entre lágrimas de amor y lluvia fresca en los labios que besaban con pasión aquella tarde en invierno.

Gotas de lluvia, que caen y caen, caen y caen, llenando el silencio con ritmo, música, melancolía. Adormecida, te busco, te estrecho entre mis brazos con todo mi amor y unidos los labios, nos escapamos rebozando amor, al mundo de Orfeo


Y es que… los que se empeñan en que las cosas buenas solo deben suceder cuando brilla el sol es porque nunca besaron a alguien bajo la lluvia…

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