jueves, 12 de marzo de 2015

ENSEÑAR LAS VERGUENZAS

Me enseñaron a avergonzarme de mi cuerpo, de mis actos, de mis pensamientos.
Me enseñaron que lo que pienso es absurdo, que lo que hago es ridículo, que lo que deseo es sucio.
Y aprendí a no decir lo que pensaba, por vergüenza de que alguien a mi alrededor pensara algo mejor.
Y aprendí a no hacer lo que me apetecía, por vergüenza de que alguien a mi alrededor creyera que era inoportuno.
Y aprendí a no perseguir lo que deseaba, por vergüenza de que alguien a mi alrededor opinara que era inapropiado.


No contenta con someterme a lamirada externa, me plegué también a la vergüenza ajena.

Y aprendí a preguntarle a la vergüenza cómo vestirme, no vaya a ser que alguien pensara que voy buscando gustar, destacar. Y aprendí a escuchar a la vergüenza al desnudarme, no vaya a ser que me sintiera cómoda en mi cuerpo, y me acostumbrara a enseñar(me)lo sin miedo. Y aprendí a consultar con la vergüenza antes de abrir la boca, no vaya a ser que dijera sin filtro lo que me pasa por la cabeza, y se enterara la gente.
Y dejé de bailar, de reír a carcajadas, de rascarme el culo, de preguntar lo que no entiendo, de opinar lo que pienso, de compartir lo que siento, de pedir ayuda, de ponerme faldas, de ir a la playa, de comer o llorar en la calle, de ir sin sujetador, de pintarme, de salir sin pintar, de bajar a la calle despeinada, de usar esa ropa que dicen que no me pega nada, de llamar a quien echo de menos, de tomar la iniciativa, de decir que no, de decir que sí, de quejarme, de vanagloriarme, de estar orgullosa, de admitir que estoy asustada.
Y, a base de sentirme cada día más avergonzada, entendí que mi vergüenza nunca iba a sentirse saciada. Que toda la vida iba a imponerse entre yo y mi representante impostada. Así que busqué a mi sinvergüenza interna. Y le costó salir un poco, le daba vergüenza. Pero acabó sacándome a bailar, haciéndome dúo al cantar, saliendo conmigo a la calle con la cara sin lavar, animándome a hablar, a ignorar las cosas que me deberían avergonzar...

Y ahora no tengo tiempo para sentir vergüenza. Estoy ocupada viviendo.

sábado, 27 de diciembre de 2014

2014

He perdonado errores casi imperdonables, he intentado sustituir personas insustituibles y olvidar otras inolvidables.
He hecho cosas por impulso, quizá alguien diría que demasiadas...
Me he decepcionado con personas que nunca me había pensado decepcionar, pero también he decepcionado a otras.
He dado abrazos para proteger
a alguien del mundo.
Me he reído cuando no podía, he hecho amigos eternos.
He gritado y saltado de felicidad.
He llorado.
He llamado a alguien solo para escuchar su voz y me he enamorado de alguna sonrisa.
He pensado que me iba a morir de tanto echar de
menos y no lo he hecho, he tenido miedo a perder a alguien que creía conocer, lo he perdido y no me ha importado.

Viceversa


Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte.
Tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte.
Tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte.
O sea,
resumiendo,
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.




Mario Benedetti

jueves, 27 de noviembre de 2014

"7 mil millones de humanos buscando lo mismo"

No me gusta esa frase porque da por hecho que todos los seres humanos buscamos lo mismo. Qué estupidez, ¿no?

Es algo que se suele pensar. Todos tenemos el mismo propósito, el mismo objetivo. Por eso estamos aquí. No sé, es lo que me viene al leer esa frase. El ser feliz. A eso se refiere, ¿no?

Y volvemos al tema -otra vez- de la felicidad. ¿Qué es la felicidad? Un concepto, abstracto, que nos han metido por los ojos y por las orejas a más no poder: "Hace falta ser feliz por encima de todo", "sufrir está mal", "felicidad es alegría y sonrisas".Si no estás así, mejor que te mueras, porque estás mal de la hostia. Te deprimirás y enfermarás -física o mentalmente- y necesitarás un puto psicólogo.

Dios, qué problema tan gordo. Y en realidad, el problema es no saber adaptarse y sacarle partido a toda situación o circunstancia que te venga. Para eso no necesitas a otra persona que te lo diga. La vida es como una montaña rusa. Habrán subidas que cuesten; pero también bajadas que alivien.
En eso consiste. Aguantar las vicisitudes de la vida a pesar de pasarlo un poco mal. A todos nos pasa. Estamos hechos para frustrarnos, enfadarnos, llorar, reír, levantarnos. Para el dolor.

Y bueno, después de esto, sería estúpido perseguir algo como la felicidad. Nadie antes ha sido capaz de definirla. Cada individuo obtiene felicidad de diferentes cosas. No todos somos iguales, ni tenemos las mismas necesidades, ni las mismas prioridades. Sería ilógico coincidir, pues, en ella puesto que cada uno tiene, por así decirlo, su propia definición.

Como veis, los 7 mil millones de humanos no buscamos lo mismo. Que obtengamos placer o «felicidad» (siempre entre comillas) de las mismas cosas es diferente. Claro que puede haber alguien que busque y obtenga la misma satisfacción haciendo lo que hacemos, pero, caemos en la tentación de perseguir aquello que ni nosotros mismos somos capaces de definir. La felicidad, el amor, la verdad, la justicia...

Que joder. Cada persona tiene su proyecto de vida. Personal. De ahí la palabra. No todo el mundo tiene los mismos objetivos, ni las mismas aspiraciones. Y  siento que me estoy explayando más de lo debido. De hecho, los filósofos lo llevan estudiando toda nuestra existencia. Y, ¿sabes qué es lo mejor? Que nunca encontrarán la respuesta. Porque ahí está la gracia de la vida y de vivir, valga la redundancia.

No saber qué buscamos. Simplemente, avanzar. Y aprender lo máximo de las posibilidades que la vida nos ofrece, que son infinitas.

viernes, 13 de junio de 2014

Tecnología cara a cara

En esta era de sms, redes sociales, whatsapps, correos electrónicos, instagram, puente aéreo y tecnología punta por todas partes, hay que saber decir  Te quiero cara a cara.

miércoles, 11 de junio de 2014

Feliz Cumpleaños!!

¿Quién no recuerda aquellos cumpleaños donde la edad que estábamos a punto de cumplir no importaba nada? En efecto, la mayoría los recordamos cuando éramos tan solo unos niños y niñas inocentes en este mundo, que lo único que deseábamos era que, llegase el día para recibir un montón de regalos, felicitaciones, y una fiesta organizada por nuestros padres a la cual invitaríamos a todos nuestros amigos. Y todos iban a la fiesta encantados.

Varios años después, llegaba la edad del pavo, y cumplir años cobraba más valor personal. Sobre todo cuando nos acercábamos a los dieciocho años... Esa edad que nos abriría una nueva puerta en el camino de la vida, y que tristemente, para muchos adolescentes, significaba sublevarse contra los padres para poder tener el control de sus propias vidas. Ilusos.

Y es aquí donde termina para mucha gente la ilusión por cumplir años. Cuando nuestra edad ronda los veinte y tantos acercándose más hacia los treinta. Todo el mundo dice lo mismo: "nos hacemos viejos". ¿Eso es todo lo que se te ocurre decir? ¿Es la única conclusión que sacas después de tantos años de vida? Qué tan pesimista es la sociedad machacando cada año con la susodicha frase de broma, ¿verdad? Todos ríen, pero por dentro, es lo primero que piensan. Es como si nos quedáramos programados para ser lo primero que escuchemos y pensemos. Antes que hacer un flash de repaso a todo lo que hemos vivido, experimentado y aprendido en el transcurso de cada nuevo año de la fecha en la que llegamos al mundo.

Pero la mayoría sabemos muy bien que, lo que nos preocupa no es realmente el hecho de hacernos viejos. Si fuese así, sería porque estaríamos tan llenos de planes, actividades y expectativas, que no seríamos capaces de abarcarlo todo en lo que nos queda de vida. Es justo al contrario, pero da vergüenza reconocerlo delante de todo el mundo. La sensación de vacío, de no tener una vida completa en todos los sentidos, de sentirnos unos inútiles que aún no hemos dado el paso definitivo para poder decir, "soy alguien en esta vida". Esa es, bajo mi punto de vista, la verdadera razón. Eres alguien en la vida, un solo gesto tuyo, puede cambiar por completo tu día o incluso el de otra persona…

Hoy es el cumpleaños de un personajillo importante en mi vida, y cumple nada mas y nada menos que la friolera de TREINTA  tacos,  aunque se empeñe en llevar una vida social de alguien de cuarenta con la mentalidad de alguien de 20… Espero de verdad que tengas un gran día, tan grande como tu,  porque te lo mereces!




Y para finalizar esta entrada, dejo unas frases que he encontrado por Internet:


La idea no es cumplir más años, sino de disfrutarlos.
Tu cumpleaños es un día muy especial, piensa que hoy comienzan más oportunidades
Feliz Cumpleaños, cada año que pasa nos hace más sabios, más maduros, y un poco más viejos...
Pasan los días, los meses, los años hacen maravillas en ti.
No importa los años sino lo que has disfrutado.
Hoy día de tu cumpleaños es la mejor ocasión de celebrar que existes.
Qué es un año más un año menos, lo importante es que lo gocemos.

Que tu vida no se llenen de años, sino que tus años se llenen de vida.